WASHINGTON. En virtud de una laberíntica historia sobre derechos de autor, disputados permisos de publicación y herederos codiciosos, un inédito relato taurino de Ernest Hemingway parece condenado a quedarse en el frustrante limbo de obras literarias fuera del alcance de los lectores. El texto, de cinco folios mecanografiados y escrito tras los Sanfermines de 1924, ha provocado una intensa batalla que van ganando los herederos del premio Nobel, que se oponen a la publicación de esa historia en clave de humor.

El disputado relato se titula «Mi vida en la plaza de toros con Donald Ogden Stewart», y está acompañado por una misiva de Hemingway manuscrita en papel de cartas facilitado por el pamplonés hotel «La Perla». En el colmo de las ironías, aunque los dos textos no pueden ser publicados sin permiso de los herederos del escritor, las dos piezas van a ser subastadas el próximo mes de diciembre en Nueva York por la sala Christie´s. De acuerdo a las estimaciones publicadas por el «New York Times», este lote de documentos, cuya autenticidad está por encima de toda duda, puede alcanzar fácilmente un precio de hasta 18.000 dólares (unos 15.000 euros).
El propietario actual de estos originales es Donald Stewart, hijo de Donald Ogden Stewart. El inspirador del relato taurino de Hemingway era un conocido autor estadounidense que formaba parte de la «jet set» literaria de los años veinte y treinta, con epicentro en París. En los años cuarenta escribió el guión de la inolvidable película «Historias de Filadelfia», antes de exiliarse en Europa por ser víctima de la caza de brujas librada por el feroz anticomunismo que generó Estados Unidos durante los años cincuenta del siglo pasado.
En 1924, Donald Ogden Stewart, junto a John Dos Passos y otros amigos, se reunió con Hemingway para participar de los tradicionales festejos de Pamplona, que dos años después inspiraron la novela «Fiesta», que terminó por convertir a los Sanfermines en una especie de mito sin fronteras. Durante intensas jornadas de excitación, bebida, calor y comilonas, Stewart llegó a ponerse delante de un toro con un capote rojo, siendo derribado dos veces, aunque no resultó herido. El incidente fue convertido por Hemingway en un relato humorístico que remitió por correo a su protagonista.
El año pasado, y tras ocho décadas de olvido, el hijo de Stewart encontró casi por casualidad esta pieza, descrita por algunos especialistas en Ernest Hemingway como un hallazgo maravilloso y especialmente útil para arrojar luz sobre la juventud del escritor que terminó con su vida en 1961. Por razones no aclaradas, y tras un maratón de negociaciones, los herederos de Hemingway se han cerrado en banda a permitir la publicación del relato, codiciado por grandes cabeceras de Estados Unidos. Tras la muerte de la viuda del literato, Mary Hemingway, cualquier publicación inédita requiere el permiso expreso tanto de los herederos como de la fundación creada en memoria del aventurero escritor. Con todo, esta negativa sin explicaciones no va a impedir la venta al mejor postor de estos codiciados y silenciosos textos.