Florida, el hotel de la guerra civil.
Hotel Florida (1924-64)
Gran Vía, 1937: «La puerta de mi cuarto está abierta, se escucha el tiroteo del frente a unas cuantas manzanas del hotel. Tiros de fusil toda la noche. Tabletea la ametralladora. Es una suerte estar tumbado en la cama en lugar de Carabanchel o la ciudad universitaria». Así escribía Hemingway, desde su habitación del Hotel Florida, una noche de bombardeos en plena Guerra Civil.
«Era el lugar donde había que estar», escribió Matthews en «Two Wars and More to Come» (Nueva York, 1938), quien había llegado al Hotel Florida en diciembre de 1937: «Se había convertido en el centro del universo, aunque en aquel momento no era consciente de ello. Lo que sí sabía es que la gran noticia era Madrid».
La reserva de whisky de Hemingway en su habitaciónDurante esos años, los periodistas, como el resto de los madrileños, se veían obligados a gorronear para conseguir todo tipo de alimentos. Fue famosa la enorme reserva de comida y whisky que Hemingway almacenaba en su habitación, así como la bronca que montó cuando le desapareció la mermelada de su armario. O el cuarto de baño de Sefton Delmer, del «Daily Express», repleto de botellas de vino que había comprado a los anarquistas, que a su vez las habían robado del Palacio Real.
Según el también corresponsal de aquella España desangrada, Frank Hanighen, «la Guerra Civil supuso el inicio de una nueva etapa, con mucho la más peligrosa de todas, en la historia del reportaje periodístico». Y muchas de sus páginas se escribieron en un hotel que resistió los impactos de las bombas, pero no el desaforado desarrollo de los años 60 ni la oferta de Galerías Preciados, que compró el edificio y lo derribo para construir su centro comercial, actualmente el edificio es propiedad de El Corte Ingles.
El Hotel Florida alojó a numerosos corresponsales extranjeros venidos a Madrid durante la Guerra Civil Española, desde cuyas dependencias redactaron y enviaron sus crónicas a los diferentes periódicos para los que trabajaban.
Entre los corresponsales que se alojaron en el Florida se encontraban “Mijaíl Koltsov, del Pravda; Geoffrey Cox, del News Chronicle; Henry Buckley, de The Daily Telegraph; el polaco Ksawery Pruszynski, de la revista Wiadomosci Lireackie y Herbert L. Matthews, de The New York Times, O. D. Gallagher, enviado del Daily Express“. También se alojarían en él el escritor Ernest Hemingway y Martha Gelhorn, corresponsal de la revista Collier’s.
John Dos Passos pasó también por el Florida y en su crónica para la revista Esquire “Habitación y baño en el Hotel Florida“, publicado en enero de 1938, describe la situación de guerra que se vivía en aquel momento: “Mi cuarto está en el séptimo u octavo piso. El hotel está en una colina. Desde la ventana puedo ver toda la parte antigua de Madrid por encima de los tejados que se apiñan cubiertos de tejas del color del hollín manchadas de amarillo claro y rojo, bajo el azul metálico que brilla antes del amanecer. Esta ciudad compacta se extiende a lo lejos hasta donde alcanza la vista, con sus calles estrechas, chimeneas sin humo, torres con cúpulas brillantes y afilados chapiteles de pizarra propios de la Castilla del siglo XVII.”
El hotel, fue testigo de los bombardeos en el asedio a la ciudad y su fachada recibió numerosos impactos de la artillería que intentaba entrar en Madrid. John Dos Passos describía así el ambiente en su crónica de 1938 para Esquire: “Por todas partes se abren de repente las puertas de los balcones que rodean la fuente cristalina. Hombres y mujeres a medio vestir huyen precipitadamente de las habitaciones del frente, arrastrando maletas y colchones hacia las habitaciones traseras. Un camarero con el cabello ondulado sale una y otra vez de varias puertas distintas, siempre rodeando con el brazo a diferentes chicas que ríen o lloriquean. Gran exhibición de peinados y lencería. Abajo, los corresponsales se mueven por allí adormilados”.
Comedor del Hotel Florida en una imagen de 1924. En este lugar se celebrarón numerosos homenajes, el primero de ellos, el que se hizo al periodista asturiano Eduardo Palacios Valdés a los pocos días de la inauguración del hotel.